Los avances de la Medicina en los últimos tiempos permiten un diagnóstico rápido y preciso gracias al equipamiento que posee la Unidad en el Comarcal.
El diagnóstico del reúma o de la artritis reumatoide comenzó en base a unos análisis de sangre y una exploración médica. Hoy día las consultas, como las de la Unidad de Reumatología del hospital Comarcal, cuenta con los últimos avances como un densitógrafo y un capilaroscopio, aunque también haría falta un ecógrafo. No obstante, la atención y seguimiento que los facultativos melillenses hacen a sus pacientes es uno de los mejores del país, tal y como apuntó la reumatóloga del centro hospitalario melillense, Concepción Rodríguez Pai.
La doctora participó recientemente en las jornadas dedicadas a esta enfermedad, que se celebraron en el Palacio de Exposiciones y Congresos, en las que dio un repaso sobre los avances que han cambiado la vida a los enfermos de artritis. “Antes era una rama que se atendía en Medicina Interna pero que se ha ido especializando como la Cardiología o la Neurología llegando incluso a subespecializarse en varias vertientes como, por ejemplo, la reumatología pediátrica, la artritis cristalina o mujeres embarazadas con problemas de reúma”.
Así también, los diagnósticos han ido cambiando desde una analítica y una exploración a contar hoy día con pruebas genéticas que “nos dicen si hay anticuerpos positivos o no”. Por otro lado, las resonancias y los ‘taq’ ayudan también a visualizar en tres dimensiones aquellas partes blandas de una articulación que no se ven a simple vista en una radiografía. “Ahora podemos conocer con exactitud dónde está la lesión gracias a los medios que tenemos y que antes eran impensables”, apuntó Rodríguez Pai.
La rama de la Inmunología también ha permitido el desarrollo de los tratamientos para la artritis reumatoide que, si bien no existe una cura para la enfermedad, “sí podemos minimizar en lo posible el dolor en lugar justo donde se produce este problema”.
El futuro de la Reumatología pasará precisamente por esa inmunología y la genética “porque ésta nos va a decir, según las características del paciente, cuál es el tratamiento al que mejor va a responder”, explicó la doctora.
Rodríguez Pai destacó que las consultas de Reumatología en el Comarcal son algunas de las mejor equipadas del país, “aunque nos convendría tener un ecógrafo, cosa que hemos solicitado y que está previsto adquirir pero hay que tener en cuenta que tiene un coste alto”, razonó.
Además, “tenemos pocos pacientes, al ser ésta una ciudad pequeña, y nos permite tener una atención personalizada y eso es muy positivo tanto para el médico como para el paciente”.
Una enfermedad sin cura
La artritis reumatoide es hoy día una enfermedad que no tiene cura y de la que se desconocen sus orígentes. Las membranas que recubren el hueso de las articulaciones se inflaman provocando gran dolor y lo único que se sabe, por el momento, es que factores como el tabaco e incluso un virus, puede desarrollar esta enfermedad.
Los tratamientos existentes, y que son guiados a través de la Sociedad Española de Reumatología (SER), simplemente actúan como paliativos de ese dolor. Los inflamatorios y los específicos de las articulaciones son los más usados aunque también se suele recurrir a tratamientos farmacológicos más fuertes en el caso de que los primeros no funcionen.
“Los medicamentos biológicos son más fuertes y tienen muchos efectos secundarios por lo que es muy importante hacer un seguimiento cada dos o tres meses”, explicó la doctora, “pues hay que hacer analíticas periódicamente para saber cómo los medicamentos están afectando al resto de órganos”. “Estos tratamientos adormecen las defensas del organismo porque son las causantes de que el dolor y la inflamación se mantengan”, justificó.