La integración de las personas con discapacidad en el mercado de trabajo se aleja de cifras satisfactorias en España. Según la última encuesta publicada de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de dependencia (EDAD-2020) del Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de personas discapacitadas en edad de trabajar, es decir de los 16 a los 64 años, ronda los 1,58 millones.
Los indicadores clave del mercado de trabajo evidencian la pobre integración de las personas con discapacidad en España: su tasa de actividad asciende a 33,5%, 40 puntos porcentuales por debajo de la de toda la población. La tasa de empleo de estas personas es del 23,4%, un tercio de la observada en la población en general, 62%.
Melilla, según datos del último Informe del Mercado de Trabajo de las personas con discapacidad, publicado en 2022, es la primera autonomía con mayor tasa de personas con discapacidad afiliadas a la seguridad social respecto al total de la nación y la segunda con menos parados de larga duración, el 49,04%.
Aún así, estas personas se enfrentan a un camino "lleno de obstáculos" para encontrar trabajo, según palabras de Carlos Gordillo, director de la ONCE en Melilla. El Faro ha podido hablar con él para conocer de primera mano cómo afrontan estas personas su entrada en el mercado laboral.
Motivos
"Los principales problemas que se encuentran estas personas son los mentales", comentó a este diario Carlos Gordillo. Para él lo primero es tener conocimiento. Hay mucha gente, dijo, que no sabe cómo es una persona con discapacidad, ni los recursos que pueden tener a su alcance para desarrollar una tarea de orden laboral, por lo que dudan de su profesionalidad o su productividad. "Piensan que en un momento dado no van a estar en plena igualdad con otras personas" dijo el director de la ONCE en Melilla.
Por ello, cuenta, desde Inserta, empresa del grupo social ONCE, realizan el papel de intermediario laboral. En función de la trayectoria vital de cada persona, los ayudan a realizar el currículum y los orientan por si tuvieran que ampliar sus estudios con algún curso. "Cuando se encuentran ofertas laborales que se adecuan al perfil que se tiene, se les presenta a la empresa", comentó.
Desde la ONCE, reconoció el director, también explican a las empresas que publican las ofertas, de qué manera la persona con discapacidad va a realizar el trabajo. Si necesitan los futuros empleados adaptaciones para el puesto, la organización se hace cargo y no el empresario. "Además, se les comenta las excepciones fiscales de las que pueden beneficiarse a través del contrato fijo de personas con discapacidad", explicó Gordillo.
La mayoría de las personas con discapacidad en edad laboral que no han trabajado nunca alegan como razón de su inactividad la propia discapacidad (así lo hacen el 53,1% de las mujeres y 75,2% de hombres), según datos publicados en el informe Funcas, centro de análisis dedicado a la investigación y divulgación.
Pero es posible que algunas personas con discapacidad sean inactivas por haber desistido de buscar trabajo, bien porque lo han intentado repetidamente sin éxito, bien porque, anticipando el fracaso, no toman la decisión de hacerlo, sentencia el informe.
Según el director de la ONCE, lo que hay que tener en cuenta es que las personas con discapacidad pueden aportar un valor añadido a las empresas. "Son personas que están acostumbradas a superar obstáculos a diario teniendo una gran capacidad de superación importante y de adaptación a las circunstancias", comentó, valores que suelen buscar.
Gordillo cree que la mejor manera de encontrar empleo es tener formación, trabajar las habilidades sociales para relacionarse y conocer las barreras de estas personas para desmitificar prejuicios.
Medio para encontrar trabajo
En cuanto a las personas con discapacidad no ocupadas que quieren trabajar (84.100 mujeres y 76.200 hombres), cabe preguntarse cómo buscan empleo. Según la EDAD- 2020, el 64,1% de esas personas utilizan los contactos personales como principal método para encontrar un puesto de trabajo, una proporción considerablemente más elevada que la de aquellos que afirman recurrir a los servicios públicos de empleo (SEPE) (40,5%).
La preferencia por los amigos y familiares en la búsqueda de empleo es lógica, dado que resulta más prometedora: el 38,5% de las personas con discapacidad que tienen empleo afirman haberlo encontrado a través de contactos con familiares y amigos, mientras que solo el 4,5% de ellas lo encontraron mediante el SEPE.
Queda, por tanto, mucho trabajo por hacer por la integración laboral de las personas con discapacidad. Dos retos aparecen con claridad: reducir al máximo el grupo de los inactivos por “desistimiento” o “anticipación de fracaso” en la búsqueda de empleo, y ayudar a encontrar empleo a aquellas personas con discapacidad que desean trabajar, de manera que el paro en este colectivo se reduzca significativamente.