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117 llamadas de ciudadanos por las gaviotas esta temporada

“Es un ave que ha estudiado al ser humano. Se ha dado cuenta que pegada a al humano es capaz de alimentarse”, explicó Javier Ramos, gerente de la empresa ‘El Quinto’, la encargada del control de las gaviotas patiamarillas (Larus michahellis) en la ciudad.

Desde que volvimos a salir a la calle a raíz del confinamiento, son numerosos los ciudadanos que han notado con más intensidad la presencia de esta especie, tan característica de la costa, en el interior de la ciudad. Esta temporada se han recibido 117 llamadas de los ciudadanos para pedir ayuda con gaviotas que han anidado en sus hogares o problemas similares. El consejero de Medio Ambiente, Hassan Mohatar, evidenció que durante el confinamiento, estas aves han aprovechado para anidar en nuevos lugares, aumentando su número “con el consiguiente perjuico que está suponiendo para la ciudad”.

Asimismo recordó que la Ciudad tiene un contrato de 71.000 euros anuales para controlar sobretodo la población de gaviotas y evitar que aniden en ciertos lugares.

Ramos relató que en 2017 se hizo un proyecto para dos actuaciones, una ese mismo año y otra en el 2020 para hacer un estudio de la especie, una contabilización de las que se ven y actuar con parafina en los huevos.

Además, dentro del pliego están incluidas charlas de concienciación y sensibilización en los centros escolares, pospuestas por el confinamiento, y se han elaborado una serie de vídeos explicativos sobre la problemática. También se está usando repelente en dependencias municipales, como el cementerio, donde hasta antes del estado de alarma solo acudía por la noche y actualmente, aprovechando la ausencia de humanos, se han hecho con el lugar. Los servicios técnicos de Medio Ambiente están buscando una solución adecuada para resolver el problema.

Los datos

Este abril se han retirado 299 nidos y en mayo 183, dando un total de 482, según los datos de Medio Ambiente recogidos hasta ahora.

Sobre los huevos, en abril se retiraron 568 y fueron parafinados 26; mientras que en mayo las cifras son 398 y 995 respectivamente, dando un total de casi 2000 actuaciones en los huevos, lo que supone un 68% más que en 2018, fecha de las últimas actuaciones y cuyas cifras son de 638 en total.

Los técnicos explican que el año pasado no se pudo actuar en la época reproductora de esta especie y que este año ha coincidido con el confinamiento y el estado de alarma, lo que ha complicado la labor de control, por lo que esperan que en los próximos años sí que se pueda apreciar el resultado del trabajo realizado.

¿Son una plaga?

Fran Pérez, coordinador de SEO Birdlife Melilla, aclarar que esta especie no es invasora, sino que es autóctona de aquí. Eso sí, si se tiene en cuenta el número de ejemplares y en el efecto que tienen, es claro. “Sí, actúan como una plaga. Ahora bien, es una plaga antrópica, es una plaga que hemos provocado nosotros, porque se ha convertido en comensalista del hombre”, relató.

Ramos explicó lo mismo, aprovechan los restos de comida que encuentra en los basureros, las papeleras e incluso de la comida que algunos ciudadanos dejan a los gatos callejeros.

“Hemos creado el clima adecuado para que una especie que podría estar naturalizada se convierta en un día en una molestia para nosotros”, manifestó Pérez.

Mohatar expresó “que todos los esfuerzos que hagamos que hagamos son pocos” respecto a la limpieza. Recordó que tienen en marcha una campaña de concienciación, que han dispuesto horarios en los contenedores, una nueva ordenanza que está publicada y que está a punto de ponerse en marcha y con la que se harán sanciones si los ciudadanos no respetan estas normas. “Tiene que haber una concienciación ciudadana de respetar unas mínimas normas de convivencia y esas normas están en tirar la basura orgánica a su contenedor y a una hora determinada y no cuando uno quiera”.

Ramos añadió que en la época reproductora, la especie es muy fuerte y que tienen un gran abanico alimenticio, lo que queda demostrado cuando comen de los restos de comida humanos lo mismo que los peces del mar.

La parafina

Ramos contó que la parafina es un líquido que se echa en los huevos que hay en los nidos y hace que este no fecunde y de esa forma se alarga el proceso de reproducción sin que la gaviota pierda la sensación de estar criando.

Pérez respondió al respecto que es verdad que este sistema funciona, pero que estas tienen tal plasticidad y adaptación que si ven una puesta de huevos no funciona, ponen otra. Por ello están elaborando nuevas propuestas para encontrar una solución que sea respetuosa con el medio ambiente y se haga un control sobre los nidos.

Por último, el aumento de esta especie puede afectar negativamente a la gaviota de Audouin, característica por su pico rojo y cuyo número de huevos se ha visto drásticamente reducido. “Es crítica la situación”, aseguró Pérez. Contó que en una zona de 900 parejas solo han encontrado cinco pollos, pues no han podido alimentarlos adecuadamente por la dependencia de los barcos de pesca marroquíes que salen a faenar.

Cinco minutos bastan para deshacerse de un nido de gaviota en el tejado

Una llamada al 112 o a la Consejería de Medio Ambiente basta para que al día siguiente, la empresa ‘El Quinto’, contratada por la Ciudad para el control de la fauna de la ciudad, acuda a su hogar para ocuparse de esa gaviota que ha anidado en su tejado y es capaz de atacarle para defender sus nidos si ve que se acerca a estos o a sus polluelos. El aviso que presenció El Faro era un polluelo en la terraza. José, el cetrero, sube, ve que el ave está ahí y la mete en un trasportín que lleva consigo con una facilidad que sorprende, sobretodo si ésta está llamando a su madre y de pronto baja una gaviota respondiendo a la llamada. En menos de cinco minutos se ha resulto el asunto. José mete el ave dentro de la furgoneta que trae consigo, donde también llevan un ave rapaz con la que trabajan para ahuyentar a las gaviotas. Javier, que es el gerente de la empresa, insiste en que este servicio es gratuito y que están disponibles de lunes a domingo las 24 horas. Explica que las gaviotas patiamarillas están en un nivel alto de la cadena atrófica y que ha invadido los núcleos urbanos. Sobre qué ocurrirá con el polluelo, éste contó que le darán de comer un par de días y luego lo liberarán. Este año han notado un pequeño aumento de la especie, y a falta de que sean censadas, aseguró que dicho aumento no es considerable.

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